miércoles, 12 de octubre de 2011

Freire: política y educación.


Paulo Freire

  Al ser despojado de su libertad mediante la explotación, el hombre también fue despojado de la palabra con la que configuraba un universo común de realización. Así se tornó extraño ante el mundo y ensimismado frente a los otros. Un ser oprimido que no logra vislumbrar con claridad su abrumadora condición, enmudece y va perdiendo toda significación, su lenguaje se constriñe al ritmo que se reduce su universo. El kosmos pierde significado, deja de ser orden para convertirse en caos.

  Reconquistar el derecho de todos a la palabra, es reapropiarse del espacio y del tiempo, es volver a nombrar el mundo mediante categorías liberadoras, recuperarnos como seres históricos, transformadores, mediante lo que Paulo Freire denominó dialogicidad. No obstante, Freire advierte de inmediato que el diálogo per se es estéril si no se constituye en acto creador y liberador. Allí radica la diferencia entre diálogo ingenuo y dialogicidad crítica, que no somete por la imposición, ni es instrumento del brutal aparato ideológico capitalista.
  
Amor, humildad, fe en los hombres, confianza y esperanza constituyen para Freire fundamentos esenciales del diálogo. Sólo puede haber diálogo donde existe un profundo amor por el mundo y la humanidad. El origen de la palabra humildad (humus, estiércol) evoca la necesidad de hundirse en la tierra fecunda y aprender de la raíz que es capaz de hacer germinar belleza y existencia desde lo más soterrado y, en apariencia, vergonzante. Sin embargo, para que exista la hermosa flor, “cuanto trabaja/la raíz profunda/por encontrar la vida”, nos recuerda el poeta Paz Castillo. Fe en el ser humano, es condición previa que Freire demanda para asumir con el pueblo el reto de la transformación, aún en medio de la mayor precariedad cultural y contradicciones sociopolíticas. Las tres condiciones anteriores dan lugar a la confianza necesaria para que éste, el históricamente traicionado y expoliado, se abra a las reales intenciones de aquel que se acerca desde la perspectiva política-educativa. Y nada de  lo anterior será suficiente sin la esperanza en el cambio que se puede generar con la lucha por un mundo diferente.

  Bajo tales premisas no es posible entender la construcción de conocimiento transformador en otra perspectiva que no sea la de sujetos activos en la investigación de su realidad. Por lo tanto, superada la concepción sujeto investigador-objeto investigado, en la educación dialógica los participantes tienden a “Reflexionar sobre su propia situacionalidad”  y son parte activa de todo el proceso educativo.

  Cualquier programa político y de formación para la liberación sólo puede ser válido en la medida en que se participa de su construcción. Como sujeto investigador, el pueblo no se supera “en el acto de consumir ideas, sino de producirlas y transformarlas en la acción y en la comunicación”, es decir, en la praxis que supone participar, actuar y reflexionar en todos los momentos del proceso educativo. Esto incluye la producción de temas generadores o significativos que evidencien posibles contradicciones, útiles para armar el núcleo de “los contenidos programáticos de la acción educativa” partiendo del registro consciente de la cotidianidad. En tal sentido Freire es enfático al afirmar que “la dialogicidad de la educación comienza con la investigación temática”, lo cual es igualmente lícito para la acción política: diálogo crítico como origen de la construcción de poder popular.

  Reflexionar a partir de los temas generadores planteados en un Programa no se queda en la solución de un problema puntual e inmediato; al contrario, problematizar la realidad apunta a superar la percepción inicial (conciencia real) y se convierte en acto político trascendente (conciencia máxima posible), ya que “prepara a los hombres, en el plano de la acción, para la lucha contra los obstáculos a su humanización”.

  La estructuración de “contenidos programáticos para la acción” ya sean políticos o educativos, han de partir entonces de la percepción de los individuos con una nueva conciencia frente a la realidad que se presenta como situación límite descodificada en el proceso dialógico: mirada alterativa que da origen a una reelaboración del mundo desde y para la libertad.
Rúkleman Soto Sánchez

19 de septiembre de 2011, a 90 años del nacimiento de Paulo Freire
*A excepción del verso de Fernando Paz Castillo, perteneciente al poema Raíz, del libro Voces Perdidas (1966), todas las citas fueron tomadas de la obra de Paulo Freire Pedagogía del oprimido. Capítulo III. Siglo XXI Editores. 36ª Edición.
19/09/11.-