domingo, 28 de agosto de 2011

Una opción sustentable: las bicicletas públicas

Los Teques,15.08.2011/Evelyn Pallotta
Ciertamente una ciudad o pueblo que le brinde la opción de usar bicicletas públicas a sus residentes o visitantes constituirá un cambio de paradigma y comportamiento en el venezolano, marcará un antes y un después. Este sistema de transporte, novedoso para algunos y no tan novedoso para otros, ha sido implantado en más de 100 ciudades pertenecientes a más de 20 países del mundo, cuenta con estacionamientos adecuados distribuidos a lo largo y ancho de esas ciudades, mecanismos definidos para su uso en el origen y en el destino del viaje y hasta empresas operarias. Donde se han implantado estos sistemas, bien sea gratuitos o pagos, han llamado la atención, han sido utilizados y constituyen un modo alternativo, sustentable, integrado al transporte público para el traslado de personas a lo largo de mayores distancias propiciando el derecho a moverse con libertad.
Hace 50 años comenzaron a implantarse las bicicletas públicas como sistemas de transporte, desde entonces se han venido perfeccionando y mejorando. En sus inicios las bicicletas eran susceptibles de robos pero posteriormente se fueron perfeccionando sus formas de gestión, comercialización y control. Países como Francia, Alemania, España, Italia, Holanda, Suecia, Bélgica, Austria, Luxemburgo, Irlanda, Dinamarca, Noruega, Finlandia, Checoslovaquia, Rumania, Nueva Zelandia, Israel, Singapur, Canadá, Chile, México y Argentina se han incorporado a este sistema.
Integración con el sistema de transporte
La propuesta de las bicicletas públicas constituye una opción barata, rápida de instalar, accesible, flexible y promueve la intermodalidad, calzando perfectamente con otros modos de transporte que pueden ir desde metros, ferrocarriles, o líneas de autobuses. Pareciera que los factores más complejos de esta propuesta son la habilitación de las vías y la educación ciudadana necesaria para convivir e interactuar con este sistema.
Maria Fernanda, tuyera de nacimiento y residente de Charallave, Edo. Miranda nos cuenta que tuvo la oportunidad de usar y analizar este sistema de bicis públicas cuando en un viaje de estudios, el destino la llevó a Lyon, Francia. Allí convivió con Vélo’v como se llama el sistema de bicicletas públicas en esa ciudad; ella me dice “literalmente el acceso al sistema de bicicletas públicas me salvó la vida, yo llegaba a un estacionamiento fijo en el centro de la ciudad y zuas! con una tarjeta que adquiría a un precio muy módico que la llamaban, tarjeta inteligente, la deslizaba en un cajoncito y voi la! La bicicleta se liberaba pudiendo retirarla, la manejaba por la ciudad y la dejaba en otro lugar, en otro de los tantos estacionamientos planificados y distribuidos convenientemente en la ciudad” Al preguntarle a María Fernanda si ella creía que ese sistema lo pudiéramos aplicar en Charallave, después de quedarse unos minutos pensativa, viendo hacia arriba y con su dedo índice derecho posado sobre la comisura de sus labios dijo: “apuesto a que sí … pero acompañado con una campaña educativa que le diga o le cante a la gente como usarla hasta cuando vaya al baño y con su debida vigilancia y seguimiento por parte de la Alcaldía y la policía. Es como el metro, es como todo….”
En Lyon, Francia el sistema de bicicletas públicas es supervisado por el Municipio. En algunos países las bicicletas se pueden usar como extensión de un boleto de viaje, en otros se compran las tarjetas inteligentes para su uso a muy bajo costo, en otros son financiadas por publicidad, en otros su uso se cobra por tiempo y va contando a medida que la vas usando, en otro introduces monedas en una caja y se libera la unidad, en otros activas la bicicleta con una llama desde el celular, en fin son múltiples los mecanismos y se ajustan a cada lugar en particular.
Dónde se pudieran usar
Poder desarrollar este sistema de transporte en nuestro país constituye todo un reto, mas un reto social que de siembra de una política pública, pero ambos deben estar presentes. Pudiéramos pensar su uso en zonas o sectores determinados de la ciudad que poseen un carácter especial –histórico, turístico- hasta en la totalidad de la ciudad, siempre y cuando la topografía sople a favor.
Los beneficios para las áreas urbanas, sus habitantes y visitantes son muchos. Estos van desde moverse de un sitio a otro ejercitándose, hasta moverse sin contaminar y a bajo costo, lo que traería como consecuencia espacios públicos menos ruidosos, menor consumo de combustibles fósiles, mayor velocidad de movimiento y optimización de uso de la vía por el poco espacio que ocupa la bicicleta, menor congestión. Como siempre habrá quien diga que en este país con la gasolina tan barata nadie agarra una bicicleta para moverse. No obstante, cada vez se han convertido más las colas en factores de pérdida de tiempo, de recursos, de inseguridad y merma de la calidad de vida de los ciudadanos.
Nos atrevemos a soñar y a tener esperanzas de vivir en un mejor hábitat y alcanzar una mejor vida, es decisión de cada quien el alcanzarla, te invitamos. Así lanzamos estas preguntas al espacio de discusión público, ¿sería Barquisimeto, una ciudad donde usted se atrevería a usar una bicicleta pública para conectarse con otro medio de transporte? ¿Qué piensa de Charallave, donde pudiéramos tener un medio fácil de conexión con el tren? Guarenas y Guatire, para conectarnos con el futuro metro ¿y la misma Caracas? Queda a su voluntad y empeño como actor social fundamental convertir este sueño en realidad y a la voluntad política de los decisores de las ciudades acompañados por especialistas en el área. Seguramente siempre habrán emprendedores prestos a acompañar este reto de movilidad sostenible: sistemas de bicicletas públicas y redes de usuarios.
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Evelyn Pallotta
Bióloga-Ecóloga
Directora de Ecología y Ambiente del Estado Miranda
eapallotta@gmail.com